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Hoy 2 de enero de 2025.

La mente del hombre está estructurada desde la naturaleza para creer. Creemos en algo como una necesidad vital. No podemos vivir sin creer en algo, sea lo que sea. El invento de creencias por parte del hombre fue impulsado por su ignorancia, para llenar vacíos inexplicables, esto está comprobado por la antropología. La debilidad del hombre, el miedo aterrador de no saber cuál es el destino y su final, se vieron obligados a crear algo desde lo mítico y la ficción, para obtener una esperanza, aunque no fuera cierta y evidente, se contentaba con esa imagen maravillosa para mermar el dolor y el sufrimiento del hombre. Esa esperanza es la creencia ficticia, para instaurar una fe en ella, sabiendo que es falsa; dicha falsedad no era importante, sino el acto en creer, es decir, en tener fe en algo aunque no sea verdadero. La fe es suficiente para aliviar los dolores mentales de un hombre prehistórico, estúpido y débil. Nacen las doctrinas y el hombre puede escoger. Por ello las religiones hacen mucho hincapié en la fe. La fe es suficiente. la fe no es probada, eso no importa, lo que realmente importa es creer y con ello basta. El hombre desde la antigüedad ha sido imbécil y ridículo. El verdadero hombre es aquel que se enfrenta con la negación profunda de toda doctrina inventada por el hombre, como placebo, como disculpa, como argumento, aunque no sea cierto. el verdadero hombre es aquel que se enfrenta con la verdad de concebir que él está solo en este mundo, nace solo y muere solo, esa es la verdad. No hay salvación alguna, no hay nada, solo soledad, somo seres solos que nos estamos aniquilando, no hay nada.